Ideas de una Maga

Donde abunda la magia de las palabras...

"Una Navidad Peculiar"




Qué corto me quedó el escrito anterior :S Pero "es lo que hay". Ahora, les traigo algo más largo: u one-shot original. Hice para un concurso del foro "Pasión Por la Lectura", la navidad pasada. Aunque éste es un sesenta por ciento diferente, ya que lo edité unas mil veces, aproximadamente. Es mi baby, ya que fue la primera historia decente que publiqué en la red (primera historia decente, a decir verdad). Juzguen...


La historia que les contaré hoy, sucedió un veinticuatro de diciembre, hace muchos años…

" Como todos los años, ayudaba a colocar los adornos navideños y las luces en el arbolito. Mientras, mi madre horneaba el pavo y asaba las papas a la crema; todo un banquete para esa noche.

—Tía, ayúdame a poner la estrella—rogó mi sobrino de cinco años, el hijo de mi hermano John.

Por costumbre, iba cada mañana de la víspera de Navidad, a ayudarme con la decoración.

Sonreí, era muy tierno.

Dejé de lado la guirnalda que estaba desenredando y lo levanté del suelo. Con una sonrisa radiante colocó la brillante estrella en la punta del pino.

Sin embargo, cuando lo bajé y me erguí, sentí un fuerte dolor, en uno de los lados de la cabeza. No le di tanta importancia, pensé que sería el inicio de alguna gripe o una consecuencia de haber levantado la cabeza tan rápido.

—¿Tía?— había preguntado con la carita llena de preocupación.

Le contesté que estaba bien mientras le daba un beso en la mejilla, para tranquilizarlo.

Una vez que hube terminado con los adornos, fui a la cocina para ayudar a mamá con las galletas navideñas. Su especialidad.

—Hija, corta la masa con los moldes, por favor— pidió con la cara llena de harina, al verme entrar.

Reí al verla y tomé los moldes, de árboles y de muñecos de nieve. Comencé a cortar, pero una fuerza, repentina y muy extraña, me oprimió el pecho haciendo que me tambalee. Para mi suerte, la mesada estaba cerca y me sostuve. Mamá como estaba al lado mío, notó mi pérdida de equilibrio.

—Amor, ¿Qué sucede? Estás pálida—preguntó alarmada, agarrándome de los brazos para que me incorpore.

—Nada, ha de ser un simple resfriado—contesté, zafándome.

No la convencí del todo, aunque lo suficiente para que me dejara continuar.

Al medio día, papá volvió de la oficina con mi otro hermano, Charlie, que trabajaba con él.

—Buenos días, familia— saludaron los dos.

Papá le dio un beso a mi madre y otro en la mejilla para mí. Charles, como siempre hacía para molestarme, alborotó mis cabellos y me pellizcó las mejillas.

—Hey, aún no tenemos los regalos—recuerdo que comentó mi hermano— Deberíamos ir ahora.

Mamá secundó la idea de inmediato, por lo que a los veinte minutos ya estábamos en el auto.

Llegamos y Charles me pidió ayuda con el regalo de su novia. Me burlé de él un momento y luego lo socorrí. Conseguimos un brazalete muy bonito, y buscamos algo para John, su esposa y nuestro sobrino.

Nos reencontramos en el centro del Mall, con mis padres, luego de tres horas.

Aunque trataba de disimular, la cabeza me estallaba, sin olvidar el calor y los escalofríos que sentía. Tuve que sentarme en una banca para descansar, no daba más.

—Hey, pulga, ¿Estás bien?— preguntó mi hermano—Estás pálida—palpó mi frente— y vuelas en fiebre- No me dio tiempo de protestar, ya le había avisado a mamá. De inmediato volvimos a casa y yo repetía, durante todo el camino, que era un simple resfriado.

De nada sirvió, a la fuerza me metieron a una ducha fría y luego a la cama. Charlie se quedó a hacerme compañía un rato.

Estaba cansada, muy cansada. No sé si se marchó de mi lado, porque sucumbí en un profundo sueño, eterno.

Desperté minutos antes de la Navidad, pero me sentía rara, más liviana, y el malestar (mágicamente) se había ido.

Al levantarme de la cama, el espejo de pie me devolvió mi imagen. Era extraño, estaba muy pálida pero me sentía bien. Y sí, al igual que con el dolor de cabeza, no le di importancia.

Tomé los regalos que había comprado: Para mamá un libro, para mi padre una corbata azul; a Charlie le regalaría un juego de fútbol para su consola y a John un CD de su música favorita.

Salí de la habitación y bajé las escaleras.

Fui junto a mi familia que estaba cenando; lo extraño fue que nadie notó mi presencia cuando bromeé sobre su absurda preocupación. Pensé que era una broma, típico de mis hermanos, pero al acercarme más, pude ver que mi madre lloraba, y que Charles guardaba silencio mientras miraba al horizonte, con la mirada perdida.

Estaban destrozados por algo. Mi hermano mayor, se cubría el rostro con las manos y mi papá… ¡Acariciaba una foto mía! Comprendí finalmente el por qué; de ese sueño, no despertaría más.

Volvieron a la realidad con el sonido de las campanas, ¡Ya era Navidad!

Los cuatro intercambiaron miradas tristes.

—Estoy seguro que ella querría que estemos contentos.—susurró Charles—¡Por mi pulga!— levantó su copa a la vez que derramaba un par de lágrimas.

—¡Por ella!—repitieron al unísono.

Aunque no podían verme, agarré una copa y brindé con mi familia, quería disfrutar con ellos y, de alguna forma, despedirme.

Se levantaron de sus sillas y fueron a reunirse alrededor del pino.

—Éste es su regalo.

Charlie desenvolvió el papel amarillo con sumo cuidado, pareciera que atesoraba cada segundo que pasaba. Al fin dejó ver una cajita de terciopelo azul. La abrió y la cadena de plata brilló en su interior. Era hermosa.

Fui a darle un abrazo con todas mis fuerzas, no me importaba que no lo notara... ese sería el último, tenía que aprovechar.

Mamá y papá habían organizado unas mini-vacaciones para toda la familia, a la montaña. Con lo que amaba ir a esquiar y que John y Charlie me bombardearan co bolas de nieves. ¡Qué recuerdos!

John había comprado el Ipod de mis sueños. Sonreí al ver el regalo, ya que una semana antes me había regañado por querer ese, teniendo otro que servía para el mismo fin.

Despacio me alejé, una lágrima se escapó de mis ojos; no lo podía evitar, los extrañaría y mucho"


Un beso de mi parte.
Ga.

5 Estrellas:

Hola sobrina altamente estrujable (?). Ya te había comentado este, creo. Y de verdad te quedo hermoso... y muy triste. T___T Aunque no me dejaste derramando lágrimas. Soy difícil de hacer llorar.

...Nea...
*Sale dando un portazo*

 

¡Tía amor! *estruja a Nea* Pues gracias *se sonroja* otra vez. ^^
Mmm, creo que me has puesto un desafío... Algún día haré que llores, Andrea. xD

El algún día puede tardar mucho, mejor esperá sentada (?)

¡Beso!
PD: LOL el "sale dando un portazo" se ha adherido a tus firmas xD

PD2: Iré a husmear por tu blog xD

 

Puedes intentar hacerme llorar. :)

...Nea...
*Sale dando un portazo*

PD: Es la costumbre.
PD": Husmea todo lo que quieras.

 

¡Hola! Pasaba por tu blog y me llamó la atención este relato. Creéme, te quedó precioso. Un poquito más y me haces llorar (Soy bastante sensible, xD). No me imaginé que el relato acabaría así. Sencillamente tierno y triste.
Besos,

* Lizzie *

 

LOL Yo casi lloré cuando lo escribía...

Lizzie, gracias por el comentario y por pasar por acá. Los comentarios alimentan mi alma escritora (?)

Un beso,
MaGa

 

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