Ideas de una Maga

Donde abunda la magia de las palabras...

Luego de una larga espera.

Hola, a todos los que —muchas gracias— siguen este humilde blog.

Soy consciente de que el tiempo ha pasado y que ya no estamos en julio; por lo que pasaron cinco meses desde la última entrada. Lo siento, de verdad.
Sí, es cierto, el colegio me ahogaba con tanto qué hacer, rendía los finales en octubre/noviembre, pero no voy a justifcar por qué no pasé por aquí desde que terminé las clases. Porque fue por pura vagancia.

En fin, dada las circunstancias (léase fin de año) decido hacer pública mi vuelta en el 2010. Tengo muchos drabbles (bueno, algunos) que esperan ser pasados a computadora, corregidos, verificados, vueltos a corregir, editados y publicados. Sí, solo eso.

Esta entrada —algo inútil— solo fue hecha con el objetivo de que el año no se vaya sin que mi blog fuera actualizado desde julio.

...Y para disculparme, claro.

Les deseo una Feliz Navidad (aunque algo atrasado, cierto) y Próspero Año Nuevo.
Un abrazo,
MaGa

Desconocido.




Fandom
: Original
Palabras
: 464
Advertencias: ¿Algo de violencia?
Nota
: Este drabble pertenece a la tabla de "Pecados Capitales" (Ira) del foro Retos Ilustrados.


***

Cuelga el teléfono y, a continuación, se oye un grito ensordecedor que desgarra el aire y se extiende por toda la ciudad. Un arranque de ira termina tirando los papeles al suelo. Está enfurecido.

Lo siente fluir en sus venas. Algo que sólo es comparable con la lava emergiendo en un volcán; que debe hacer erupción.

Odio se adueña de él y deja de ser alguien conocido.

Odio invade cada célula de su cuerpo y se apodera de él. Su compañera, Rabia, lo guía hasta el exterior de su oficina. Ella enceguece sus ojos y nubla su mente, porque lo único que quiere hacer en este momento… es destruir.

Ah, sí. Acabar con la insulsa mujer que destruyó sus metas y terminó con todo lo que había conseguido hasta el momento. Porque ella no tiene el derecho de ser mejor; y Rabia lo sabe.

Puesto que ella es bondadosa, y quiere que nadie se interponga en su camino, le da el certero empujón que necesita para irrumpir en el despacho de la dama.

La esbelta mujer de cabellos color caoba, sonríe de medio lado. Ella lo conoce, demasiado bien; más de lo que querría, incluso. Sabía que vendría.

Y él, al ver sus aires de superioridad, al ver su cinismo, deja que Ira tenga el control total de sus acciones.

El hombre sólo quiere que ella admita que es él quien tiene todo poder. Que él es superior; superior a ella. Porque es inofensivo cuando tiene el control. Pero sólo ella le hace perderlo.

No puede permitirlo. Y, para suerte, Ira, Rabia y Odio lo ayudan a cumplir con el cometido que lo llevó hasta allí. Avanza hasta el escritorio y, de un manotazo, hace volar los archivos. La mujer cruza los brazos y se recuesta contra el respaldo de la silla. Lo veía venir.

El hombre, gritando, la nombra con insultos. Pero ella no se inmuta, no se quiebra. Él sigue insistiendo, pero infructuosamente.

Ahora él sólo quiere borrar aquella sonrisa de su cara…

…Razón, por fin, hace acto de presencia. E Ira, satisfecha de los resultados, decide retirarse silenciosamente. Junto a ella, Rabia y Odio.

Razón le devuelve la vista… y también su cordura. El hombre nota que sus manos rodean el cuello de la mujer y que el rostro de ésta, ha cambiado de tono.

Ella posa su mirada en él. Y éste nota que sus ojos están adornados con lágrimas. Retira sus manos del níveo cuello y se horroriza de lo que ha hecho (o de lo que estuvo a punto de hacer). Aparta la mirada segundos después, la culpa es muy fuerte.

Sin más, se retira en silencio de la habitación. Ella se abraza con ímpetu y sigue sin poder creerlo. La verdad es… que ella no lo conoce.


***

Bien, mi tercer reto ya está aquí. Si quieren alegrarme el día con un breve comentario, lo agradecería ;).

Un beso.

Decisión


Fandom: Original
Palabras:
298
Advertencias: Ninguna
Nota:
Este drabble pertenece a la tabla de "Abstinencias" (Quince días sin abrir los ojos) del foro Retos Ilustrados.

***

La ves ahí, brillando, blanca, inmaculada. Todo es tan irreal que sólo puedes quedarte sentada, suspirando y con la vista fija en ella. Sí, en la puerta.

Porque entre tanta oscuridad has dado con aquel trozo de madera insulso. Precisamente cuando has decidido que ése es el mejor lugar en que has estado.

Dos opciones, con sus dos consecuencias.

La oscuridad acoge, protege, sana. Porque las tinieblas no abren brechas en tu alma, heridas tan profundas que no puedes suturar, que no puedes sanar. Están allí, y estarán por siempre. Pero has dado con la anestesia, con las sombras. No hay nadie que te decepcione, no hay siquiera una miserable criatura que impida tu felicidad.

Silencio, soledad… paz.

Sin embargo, está la puerta. Con sus luces divinas infectando la noche, con ese maldito don de sembrar incertidumbre. La luz te atrae, te cuestiona si no estarías mejor allí afuera.

El exterior. Sí, tu “hogar” desde hace años… causa de tus peores sufrimientos. Allí, donde tomas los caminos fáciles para que, al final, debas ir por el más difícil. Cuna del aprendizaje, quizás… aunque estás segura que es madre del dolor. La vida está repleta de alimañas que te han llevado hasta allí y, para hacerlo más injusto, hasta crees que debes darles las gracias.

No quieres sentir miedo otra vez, sólo deseas alejarte de lo que hace daño ¡No pides más!

Incertidumbre, temor, dolor.

Y desde que la viste sabes cuál será tu decisión, sólo querías probarte a ti misma. Quizás te hayas convertido en una masoquista, tal vez sólo quieres salir de aquél limbo. No, en el fondo estás al tanto de lo que pasa. Enfrentarás a la vida, otra vez, pero con una ventaja… ya has probado la muerte; exactamente quince semanas sin abrir los ojos.

***

Ahí está, mi segundo reto. Peor que el primero pero se hace lo que se puede. XD Critiquen, les doy permiso (?)

Un beso y gracias por leer.

Pequeña



Esto está inspirado en un frase de "Morrigan" (La muerte es una muchachita miedosa, que es obligada a asesinar al hombre. Ella llora todos los días por los hombres que se llevan, ya que los muertos nada saben y no pueden llorar su propia pérdida.). Mejor les dejo a ustedes que me digan qué tal está :S ¿Disfruten?


Es tu misión, debes hacerlo… es el destino ¿qué puedes hacer? Sé que te duele, entiendo que no quieres seguir con esto, pero es lo que eres.

Temido personaje. No. Incomprendida criatura que vaga por dos mundos, condenada a ella misma.

Ahí hay otro. Ve, pequeña niña, y acaba de una vez con la tortura.

Tiemblas bajo esos sollozos mal disimulados, también lo noto. A medida que te acercas a tu víctima, descubres la vida que está dejando… te hace sentir peor. Ahora los gemidos se han convertido en el torrente rutinario de lágrimas cargadas de dolor…

Escuchas cómo te maldicen y bajas la cabeza. ¡Es que no comprenden! Tan sólo eso… Si te conocieran, verían el alma infantil que encierras; con la inocencia emanando a borbotones y esa esperanza inútil de que algún día dejarás de destruir vidas…

Soplas sobre él cual infante sopla la vela en el pastel, lo has vuelto a hacer. Quisieras quitarte esa investidura que te ha marcado… quisieras ser tú la que muere.

No sabe por qué lo hace, tampoco lo sabrá. Sólo sabe que le han dado ese poder. Con cada víctima, se arrepiente más de ser quien es.


Pido comentarios de limosna ^^

Perfecta



Fandom: Original

Palabras:318

Tabla (Foro "Retos Ilustrados"): Pecados Capitales (Vanidad/Soberbia)

Advertencias: Ninguna

_______________________


Sonríes, te gusta lo que ves. Caminas altiva por la habitación disfrutando de tu reflejo perfecto, devuelto por el espejo.


Te detienes; eres la belleza hecha carne. De tus labios, rubíes invaluables, emana una risa frívola. Tu cuerpo y tu rostro, envidia de todas las criaturas. Eres la única digna de ser llamada “hermosa”. Con la cascada de diamantes que adornan tus cabellos; tu piel de terciopelo, suave, tersa; y esos zafiros que tienes en los ojos demuestran que eres la mejor, una diosa que bajó a la Tierra. Simplemente perfecta.


El vestido, colgado en el perchero, espera ansioso a que tu cuerpo lo luzca. El momento deseado ha llegado y la pieza de gala se amolda simétricamente a tus curvas… era de esperarse. Simplemente perfecto.


Sales del cuarto y arrasas con lo que hay a tu paso, eres la única que deslumbra, por supuesto. Siempre perfecta.


Te ufanas de tus atributos, esas criaturas no tienen nada que hacer frente a ti. Pero no es tu culpa que tú seas mejor, son ellas las que deben imitarte si no quieren caer más bajo. Insolentes desgraciadas que se creen con derechos de lastimar tu vista.


Vuelves la cabeza hacia un lado y te encuentras con ella. La miras desde arriba, con esos dientes saltones, las gafas cuadradas y la joroba… qué lamentable. Pobre de ella, piensas, condenada a admirar lo que es bueno desde lejos. La vida es dura, sí, pero a ti no te importa. Eres perfecta.


Perfección de caderas moviéndose en un vaivén sincronizado; deslumbrante trivialidad en un mundo igual de materialista. La vanidosa serpiente que se regodea en su soberbia.


Permítele a esta miserable testigo de tus calañas que te pregunte… ¿Qué harás cuando llegue el día en que te veas opacada por la vida? Atrevida sería mi observación, pero los años no pasan en vano… y ni siquiera tú puedes evitarlo.


Un final simplemente perfecto...


___________


Bien, mi primer reto. Espero sus críticas y comentarios.

"Una Navidad Peculiar"




Qué corto me quedó el escrito anterior :S Pero "es lo que hay". Ahora, les traigo algo más largo: u one-shot original. Hice para un concurso del foro "Pasión Por la Lectura", la navidad pasada. Aunque éste es un sesenta por ciento diferente, ya que lo edité unas mil veces, aproximadamente. Es mi baby, ya que fue la primera historia decente que publiqué en la red (primera historia decente, a decir verdad). Juzguen...


La historia que les contaré hoy, sucedió un veinticuatro de diciembre, hace muchos años…

" Como todos los años, ayudaba a colocar los adornos navideños y las luces en el arbolito. Mientras, mi madre horneaba el pavo y asaba las papas a la crema; todo un banquete para esa noche.

—Tía, ayúdame a poner la estrella—rogó mi sobrino de cinco años, el hijo de mi hermano John.

Por costumbre, iba cada mañana de la víspera de Navidad, a ayudarme con la decoración.

Sonreí, era muy tierno.

Dejé de lado la guirnalda que estaba desenredando y lo levanté del suelo. Con una sonrisa radiante colocó la brillante estrella en la punta del pino.

Sin embargo, cuando lo bajé y me erguí, sentí un fuerte dolor, en uno de los lados de la cabeza. No le di tanta importancia, pensé que sería el inicio de alguna gripe o una consecuencia de haber levantado la cabeza tan rápido.

—¿Tía?— había preguntado con la carita llena de preocupación.

Le contesté que estaba bien mientras le daba un beso en la mejilla, para tranquilizarlo.

Una vez que hube terminado con los adornos, fui a la cocina para ayudar a mamá con las galletas navideñas. Su especialidad.

—Hija, corta la masa con los moldes, por favor— pidió con la cara llena de harina, al verme entrar.

Reí al verla y tomé los moldes, de árboles y de muñecos de nieve. Comencé a cortar, pero una fuerza, repentina y muy extraña, me oprimió el pecho haciendo que me tambalee. Para mi suerte, la mesada estaba cerca y me sostuve. Mamá como estaba al lado mío, notó mi pérdida de equilibrio.

—Amor, ¿Qué sucede? Estás pálida—preguntó alarmada, agarrándome de los brazos para que me incorpore.

—Nada, ha de ser un simple resfriado—contesté, zafándome.

No la convencí del todo, aunque lo suficiente para que me dejara continuar.

Al medio día, papá volvió de la oficina con mi otro hermano, Charlie, que trabajaba con él.

—Buenos días, familia— saludaron los dos.

Papá le dio un beso a mi madre y otro en la mejilla para mí. Charles, como siempre hacía para molestarme, alborotó mis cabellos y me pellizcó las mejillas.

—Hey, aún no tenemos los regalos—recuerdo que comentó mi hermano— Deberíamos ir ahora.

Mamá secundó la idea de inmediato, por lo que a los veinte minutos ya estábamos en el auto.

Llegamos y Charles me pidió ayuda con el regalo de su novia. Me burlé de él un momento y luego lo socorrí. Conseguimos un brazalete muy bonito, y buscamos algo para John, su esposa y nuestro sobrino.

Nos reencontramos en el centro del Mall, con mis padres, luego de tres horas.

Aunque trataba de disimular, la cabeza me estallaba, sin olvidar el calor y los escalofríos que sentía. Tuve que sentarme en una banca para descansar, no daba más.

—Hey, pulga, ¿Estás bien?— preguntó mi hermano—Estás pálida—palpó mi frente— y vuelas en fiebre- No me dio tiempo de protestar, ya le había avisado a mamá. De inmediato volvimos a casa y yo repetía, durante todo el camino, que era un simple resfriado.

De nada sirvió, a la fuerza me metieron a una ducha fría y luego a la cama. Charlie se quedó a hacerme compañía un rato.

Estaba cansada, muy cansada. No sé si se marchó de mi lado, porque sucumbí en un profundo sueño, eterno.

Desperté minutos antes de la Navidad, pero me sentía rara, más liviana, y el malestar (mágicamente) se había ido.

Al levantarme de la cama, el espejo de pie me devolvió mi imagen. Era extraño, estaba muy pálida pero me sentía bien. Y sí, al igual que con el dolor de cabeza, no le di importancia.

Tomé los regalos que había comprado: Para mamá un libro, para mi padre una corbata azul; a Charlie le regalaría un juego de fútbol para su consola y a John un CD de su música favorita.

Salí de la habitación y bajé las escaleras.

Fui junto a mi familia que estaba cenando; lo extraño fue que nadie notó mi presencia cuando bromeé sobre su absurda preocupación. Pensé que era una broma, típico de mis hermanos, pero al acercarme más, pude ver que mi madre lloraba, y que Charles guardaba silencio mientras miraba al horizonte, con la mirada perdida.

Estaban destrozados por algo. Mi hermano mayor, se cubría el rostro con las manos y mi papá… ¡Acariciaba una foto mía! Comprendí finalmente el por qué; de ese sueño, no despertaría más.

Volvieron a la realidad con el sonido de las campanas, ¡Ya era Navidad!

Los cuatro intercambiaron miradas tristes.

—Estoy seguro que ella querría que estemos contentos.—susurró Charles—¡Por mi pulga!— levantó su copa a la vez que derramaba un par de lágrimas.

—¡Por ella!—repitieron al unísono.

Aunque no podían verme, agarré una copa y brindé con mi familia, quería disfrutar con ellos y, de alguna forma, despedirme.

Se levantaron de sus sillas y fueron a reunirse alrededor del pino.

—Éste es su regalo.

Charlie desenvolvió el papel amarillo con sumo cuidado, pareciera que atesoraba cada segundo que pasaba. Al fin dejó ver una cajita de terciopelo azul. La abrió y la cadena de plata brilló en su interior. Era hermosa.

Fui a darle un abrazo con todas mis fuerzas, no me importaba que no lo notara... ese sería el último, tenía que aprovechar.

Mamá y papá habían organizado unas mini-vacaciones para toda la familia, a la montaña. Con lo que amaba ir a esquiar y que John y Charlie me bombardearan co bolas de nieves. ¡Qué recuerdos!

John había comprado el Ipod de mis sueños. Sonreí al ver el regalo, ya que una semana antes me había regañado por querer ese, teniendo otro que servía para el mismo fin.

Despacio me alejé, una lágrima se escapó de mis ojos; no lo podía evitar, los extrañaría y mucho"


Un beso de mi parte.
Ga.

"Le duele"





Bien, bien. Esto (sea lo que sea) salió en un momento bastante ¿depresivo?... en la clase de historia. /La inspiración te llega cuando te llega./ Y como a mí no me convence, ¡Imploro críticas despiadadas!
Ya, basta de preámbulos...


"Y le duele.

Las palabras van desgarrando su corazón, y cada herida la ahoga en el dolor. La matan. Y con ella a todos los recuerdos.

Ella sabe que la culpa es suya, culpa del silencio que se impone.

La rutina carcome sus ganas de vivir, pero es él quien le roba la felicidad.

Lo odia, pero lo ama. No puede evitarlo.

Quiere herirlo, sí, con el resto de fuerzas que le queda. Aunque sabe que no puede… que no lo hará. Es débil y lo admite.

Se encuentra con él, como todos los días. Ya está hastiada de la situación, pero el dolor que le causa… le gusta. Paga el precio de su silencio, con pena de muerte. De la muerte en vida.

Ahora, él abre esa cueva de injurias, y cada una es un puñal que va directo al alma. Pero ella ya no lo siente; los nervios se han acostumbrado al veneno de la serpiente.

La sátira que le dedica, nunca llega a su fin. Y ella sabe que lo tiene merecido, pues su cautela se convirtió en opresión. Quizás él no sea el infame… quizás lo sea la vida."



Ahí está *onion asustado*. De cualquier modo, gracias por leer.

Besos, la Maga.